Existen pros y contras con cualquier tipo de engranaje para actuadores.
Cuando comparamos engranajes de plástico con engranajes de acero, los primeros ofrecen por lo general un menor nivel de eficiencia y son más sensibles a las altas temperaturas. No obstante, si se usa un actuador dentro de sus especificaciones, por ejemplo, poniéndolo a funcionar a su fin de carrera cada vez o bien evitando el bloqueo mecánico, el material del engranaje no se verá afectado y no influirá negativamente en el rendimiento general o en la vida útil del actuador.
Los engranajes de plástico son silenciosos, lo que los hace adecuados para entornos y aplicaciones donde es importante un bajo nivel de ruido.
Los actuadores industriales pueden usarse en entornos difíciles con cargas pesadas, un gran número de ciclos de trabajo o altas temperaturas. En dichos casos, los engranajes de acero, incluidos los engranajes planetarios y dentados, ofrecen la robustez y la eficiencia necesarias para garantizar un rendimiento óptimo del actuador. Los engranajes de acero no están limitados por restricciones de ciclos fijos, ya que el calor generado por un actuador en movimiento jamás alcanzará niveles suficientemente altos como para dañar el material del engranaje.
Aún así, la mayoría de actuadores industriales de LINAK® tienen un ciclo de trabajo fijo de un 20 % que garantiza que el calor generado no afectará a los demás componentes del actuador.